Hace tiempo que quería dedicarle un comentario a Napster, la aplicación que abrió la discusión sobre los límites de la propiedad intelectual y la idea de hacer una web más participativa. Es verdad que a Napster ya se le cayeron los dientes y se ha convertido en un portal de descargas "legales", pero en su momento significó todo un mundo de posibilidades y permitió que se compartieran archivos sin ánimo de lucro. Lo que se ha llamado desde entonces P2P (peer-to-peer) fue la primera explosión preweb2.o. Ahora nos llega la noticia de que iTunes va a cerrar el paso (o al menos, lo va a complicar) a los podcasts gratuitos. No me extraña que ese cibergenio que es David Bisbal se declare adicto al portal de decargas de los de Apple. Pero la perla del día (y no es una broma por el Día de los Inocentes) es esta declaración: Si ilegalizaran programa como eMule, se salvaría la música. Y digo yo: si la música necesita ayuda no es para defenderse de los programas para compartir, sino de las aberraciones gorgoríticas de fantoches como Bisbal. Ya sé que es fácil criticar la incultura (musical y digital) de tipos como éste, pero es que hoy no lo podía (ni lo quería) evitar.
Etiquetas: cibercultura •
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