Contra la fosilización

Seguramente os hayáis planteado alguna vez el hecho de que algunos estudiantes repitan una serie de estructuras que mi madre, española por los cuatro costados, ni por asomo las enunciaría. Una de ellas es la famosa "es posible..." en aquellos casos en los que un profesor de ELE debería saber que no pegan ni con cola de la de calidad suprema. Para mas INRI, ese alumno va pasando de nivel sin ser corregido y llega a uno ya avanzadito y al soltar el enunciado en cuestión es como si una bofetada lingüísticamente nula se abalanzara hacia mi.

El segundo caso reúne muchos ejemplos, pero uno de ellos seria aquel en el que un estudiante de nivel A2, cada dos por tres, dijera "no cabe duda de que...". Para intentar desfosilizar (pues a los que cometen el error de dejar pasar esos chaparrones se les debe intentar hacer ver que eso es mas difícil que enseñar cualquier aporte nuevo), ese DIA concreto, y ya que uno de ellos era un alumno de 76 años y el otro uno de 25, les pedí al resto de estudiantes que, cada vez que usaran indistintamente sus fósiles les recriminaran con un "ya estás viejo para decir esas cosas" y al de 25 "eres demasiado joven para decir esas cosas". Por supuesto, se negoció antes, nos reímos y se ganó y perdió tiempo a la vez. No dejéis de reflexionar.

Eduardo Galindo

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Me funciona

De todo lo que leo sobre ELE observo y escucho de compañeros o aprendo en cursos, pruebo y ensayo cosas y, si me funcionan, las incorporo definitivamente a mis clases. Es el caso de la confección de un diccionario de grupo. Creo recordar que fue en Profesor en acción, aunque ahora no estoy segura.

Se trata de disponer de los últimos diez minutos de la clase para hacer una pequeña selección de palabras (de diez a quince), que se han usado durante toda la mañana. Los estudiantes acuerdan cuáles son más prácticas y necesarias. Les insisto en que la selección está en función de nuestras necesidades como grupo y como estudiantes, subjetiva, por tanto. Cada día la escribimos en cartulinas de colores y las colocamos en el centro de la mesa.

Esta práctica tan simple les hace recordar al final de la clase todo lo que hemos aprendido. Les ayuda a reflexionar sobre el aprendizaje del vocabulario y a sintetizar un grupo básico de palabras. De esta forma se dan cuenta de que no pueden memorizar las quinientas palabras que suelen apuntar en su cuaderno.

Al día siguiente puedo usar “el diccionario” durante los primeros cinco minutos como precalentamiento, haciendo que cada estudiante recuerde el significado de las palabras y por qué se usaron. El viernes, en los últimos minutos, les señalo a los estudiantes qué palabras del diccionario o de toda la semana se han repetido más o les pregunto qué términos han escuchado en la calle.

No me he encontrado un sólo grupo que no tuviera interés en esta actividad. El resultado en la adquisición de nuevas palabras es bueno y los estudiantes tienen la sensación de que ellos son muy activos en su aprendizaje. ME FUNCIONA.

PD.- He hecho también un diccionario de errores de grupo que ya comentaré otro día.

Concha Wenger

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Un curso superintensivo (encomendado a la Virgen de Lourdes)

Esta semana estoy impartiendo un curso superintensivo de una semana a una chica inglesa. Cuando llegó el pasado lunes era totalmente principiante. Es una chica que tiene muchas ganas de aprender, ese tipo de estudiante a quien no le resulta muy difícil aprender lenguas y que quiere ver toda la gramática en una semana.

Esta mañana, bromeando, le dije que yo no era la virgen de Lourdes y que en una semana es un poco difícil verlo todo. Partiendo de esta base, el lunes me planteé una negociación con la estudiante. Nunca antes lo había hecho con un nivel principiante, porque normalmente lo básico es necesario para cualquier alumno. Aún así llegamos a un acuerdo. Le pregunté por qué quería estudiar español y me contestó que era una persona muy habladora y que quería hablar con la gente, cosa que me pareció muy lógica. Añadió un comentario que ayudó mucho a enfocar su clase. Me comentó que el día que llegó había estado en un restaurante y se había sentido muy frustrada al no poder hablar ni con los camareros ni con los clientes del bar.

El lunes se propuso volver al mismo restaurante al final de la semana, es de decir, el próximo viernes, para ver si su español había mejorado o no. Espero que sí, por el bien de mi reputación profesional. Con todo esto quiero decir que en una semana el estudiante puede volver a casa con la sensación de no haber perdido el tiempo y con un resultado visible.

Diego Ceballos

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El buen estudiante

El mayor objetivo del profesor en clase es que se consiga la mayor productividad, que se obtenga una comunicación real y se haga un uso de la lengua con sentido. A veces esto se ve frustrado por algunos estudiantes. Hay quien hace un uso de la lengua básicamente estructural y se limita a buscar un sujeto y un verbo a conjugar, sin atender al vocabulario, el género, la persona, el contexto... Esto lleva a errores. En muchas ocasiones éste es rechazado y visto como algo negativo. Tanto que, a veces, el error ha conseguido sacar alguna que otra légrima. Por otro lado, nos encontramos con el estudiante que tiene una actitud positiva ante la lengua. Aquel que hace una organización funcional-estructural en su sistema de aprendizaje. Es el estudiante que recibe positivamente el error, que lo analiza e incluso encuentra en él la clave para deducir la forma correcta. Este es el estudiante que pretendemos potenciar, el comunicador más eficaz. Todo un reto que a veces es fácil de conseguir, ya que la persona es receptiva, y otras no tanto.

Daniel Sánchez




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Diarios de diálogos (II) etic/emic

En antropología, cuando se hace trabajo de campo, los investigadores distinguen entre la visión de la realidad del investigador, más científica, objetiva, exterior (lo que se llama Visión Etic) y la interpretación de las personas que viven de la realidad objeto de estudio, una visión desde dentro, más subjetiva, emocional, interior (Visión Emic).

He recordado esto leyendo los diarios de diálogo que estoy haciendo con mis estudiantes. Me resulta interesante diseñar una clase y ver después qué es lo que más les ha llamado la atención a ellos. O cómo lo han recibido. Otro aspecto muy interesante de los diarios de diálogo ha sido ver cómo los estudiantes han escrito exactamente lo que a ellos les interesa y esto es muy motivador para practicar la escritura. He leído una gran variedad de comentarios que va desde mis pendientes hasta mi forma, histriónica, de presentar el vocabulario, desde el reducido número de alumnos de la clase hasta qué han hecho dos estudiantes juntos después de salir de la escuela. O sobre lo divertidos que son otros compañeros. Resultado muy positivo, aunque a la espera de comentarios que puedan no gustarme (que también los habrá, imagino). Resulta gratificador también esperar con tanto interés un trabajo de clase.

Concha Wenger

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Clases al sol

Tengo la suerte de trabajar en un edificio con una infraestructura estupenda. Disponemos de un jardín desde el que se puede divisar uno de los paisajes más bonitos de la zona. Este es el aspecto positivo, pero, aunque no lo creáis, también tiene su parte negativa. Desde que aparecen los primeros rayos de sol de la primavera, los estudiantes me piden, por favor, que tengamos la clase en el jardín. Yo, como profesor complaciente, acepto la propuesta. No hay que olvidar que lo que un estudiantes del norte de Europa considera verano, no es lo mismo para un español. Es curioso ver cómo mi clase cada mañana se abriga para exponerse al sol de lo que ellos llaman verano. La idea en sí es muy romántica y bucólica. Ellos disfrutan del sol de España, mientras el profesor, el pobre españolito para el que el verano es julio y agosto, se muere de frío por complacerles. En fin ¡todos sea por ellos!

Diego Ceballos

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Problemas de estado

Es un hecho que España es un país turístico. Recibimos un mayor número de visitas extranjeras que el total de habitantes del que disponemos. Quizá por ello los afamados guiris tengan la posibilidad de opinar, aunque sea escasamente, sobre nuestros problemas de estado. De estos, dos de los que se han decidido en clase que puedan provocar mayor dolor de cabeza y de difícil solución son: para los españoles la eterna rivalidad entre Real Madrid y Barcelona y para los turistas, la también eterna disputa entre el imperfecto y el indefinido. El primero, muy de actualidad, por la consecución del título de liga por parte de los culés y por las declaraciones de uno de sus jugadores de nacionalidad camerunesa, Etoo, que tachaba de cabrones a la parroquia madridista. Ello ha hecho que los medios de comunicación se manchen de comentarios racistas y que a los componentes de la clase con la que estoy trabajando les haga plantearse la intolerancia de la comunidad ibérica hacia las personas de piel descafeinada. Además, que el Marca, diario deportivo, sea el más vendido en el país les hace ver el desinterés general de nuestros conciudadanos hacia otras artes. El segundo tuvo/tenía en la clase el mismo protagonismo que siempre y estaba/estuvo representado por estudiantes que no supieron/sabían hasta cuándo no se resolverá al 100% su problema y yo les contesté/contestaba que quizá cuando se solucione el nuestro.

Eduardo Galindo

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Jugando en clase

Algo indispensable en clase es el juego como elemento comunicativo. No son necesarias muchas normas, ni grandes invenciones, para poner en práctica de forma amena y divertida todo lo aprendido. A veces nos preguntamos cómo practicar tras la presentación del lenguaje lo aprendido, ya que actualmente cada vez huimos más del clásico rellenahuecos y nos acercamos a actividades más intereactivas social y funcionalmente.

Las actividades son más creativas, por ello, la atención del alumno es mayor y, al mismo tiempo, se retiene la información con mayor facilidad, ya que él es el único creador (a partir de pautas, diálogos, imágenes, familias de palabras...). Por todo esto, es de destacar la gran importancia de la improvisación, los juegos de roles, el pictionary gramatical o el ahorcado, entre otros. Debemos considerar todas estas actividades como grandes mediadoras en la enseñanza, contextualizaras sociaeles y, sobre todo, por aportar creatividad, relax y diversión en el aula.

Daniel Sánchez

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De la mesa camilla

Una de las clases con las que más me divierto y más aprendo es cuando tratamos el tema de los choques culturales. Normalmente presento el tema con un collage de fotografías donde se pueden ver diferentes escenas de la vida cotidiana española: tapas, saludos, fiestas, familias, escenas en casa, etc. Esta presentación da mucho juego y rápidamente los estudiantes empiezan a comparar lo que rodea a sus vidas y a su cultura con lo que les presento.

Entre las cosas que más les llama la atención a los estudiantes están: las interminables despedidas españolas, las técnicas de calefacción que tenemos (la llamada "mesa camilla"), los besos, los abrazos, los golpes que nos damos para saludarnos. Esto sólo por nombrar algunos de los puntos. Podría hacer una lista mucho más larga, pero eso lo podréis ver si ponéis en práctica esta actividad.

Al final sólo te queda preguntarte: ¿somos tan diferentes? Por otra parte, el alumno se va con la impresión de que los españoles estamos locos y el profesor no está lejos de pensor lo mismo de ellos.

Diego Ceballos

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Diarios de diálogo: una técnica de escritura

Siempre resulta especialmente difícil trabajar la expresión escrita en clase. Como comenta David Nunan en su libro sobre las tareas, todos los niños aprenden a hablar una segunda lengua, pero no todos aprenden a leer y todavía menos escriben con fluidez y legibilidad. Estoy de acuerdo y se puede aplicar a todas las edades.

Me interesa sobre todo trabajar esta destreza de forma amena, interesante y "auténtica". He encontrado en el libro Planificación de clases y cursos de Tessa Woodward una muy buena idea: los diarios de diálogo. Los estudiantes escriben preguntas o comentarios para el profesor sobre lo que "le venga en gana" y éste les responde o comenta. Se puede hacer los últimos cinco minutos de la clase o en casa y el profesor se lo lleva como tarea de clase. Es un diálogo escrito muy personal.

Los estudiantes ven una necesidad real en la comunicación, fluida e interesante. Puede ayudar también a un mayor contacto con el profesor y crear un buen ambiente, así como limar asperezas, si surge algún problema en clase.

Concha Wenger

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Y otra vez, los pasados en español

Cada lengua tiene su particularidad, cada idioma se caracteriza por algo que lo diferencia de los demás. ¿Cuál es el punto especial del español? Para algunos lo que define la diferencia en esta lengua es el subjuntivo, para otros la pareja ser/estar. Pero todo el mundo está de acuerdo en que uno de los asuntos más conflictivos en la lengua española es el sistema de los pasados. Intentaremos, en este espacio tan reducido, dar algunas pistas para evitar este peligro.

La primera pregunta que se hace el estudiante de español es por qué existen tantas formas de pasado en este idioma. La respuesta es sencilla: porque el castellano es hijo del latín y éste ya contaba con un sistema de pasadas muy complejo. Como diría Asterix: están locos estos romanos. El caso es que en el español actual usamos todavía cuatro formas de pasados (pretéritos como se llaman de forma técnica gramatical) sin contar uno que ya no usamos (el pretérito anterior) y los tres del subjuntivo. Tranquilos. No es tan grave. Vamos a verlos uno a uno.

El primero que vamos a repasar es el que llamamos pretérito perfecto y es un compuesto del verbo haber y del participio (he comido, he hablado). Esta forma se usa siempre cuando hablamos de una acción que ha pasado en un tiempo cercano al presente. El periodo temporal es el mismo en el que estamos ahora pero ya ha quedado atrás. Por ejemplo, esta mañana he escrito este artículo o esta semana he cogido un buen resfriado. El momento actual está relacionado con el momento pasado.

La segunda estructura que vamos a ver es la que llamamos pretérito indefinido. Esta es una forma simple (entré, bebí) pero con muchos irregulares (estuve, fui, dije...). La diferencia con la anterior es que siempre hace referencia a un punto del pasado con el que ya no tenemos una relación temporal. Ese pasado está cerrado: Ayer cené con Alfredo o la semana pasada estrellé mi coche contra una pared. La característica más importante de esta forma del pasado es que debe indicar unos límites concretos (por eso se llama indefinido, porque necesita la definición de su periodo temporal).

La tercera forma es la que se conoce como pretérito imperfecto y es la más regular de todas (amaba, comía). La característica esencial de este tiempo es que nos habla de un proceso en el pasado. Por eso decimos que tiene un carácter lineal y abierto: Cada día sacaba a pasear a su perro o la casa estaba pintada de blanco. Usamos el pretérito imperfecto para hablar de un costumbre o de una descripción en el pasado.

La última estructura que vamos a ver es la del pretérito pluscuamperfecto. Su forma también está compuesta por el verbo haber, en imperfecto, y el participio (había escuchado). Esta tiene un manejo bastante fácil porque siempre la usamos para hablar de un pasado con respecto a otro pasado: cuando llegué, él ya se había marchado.

Como podéis ver el pasado en español es un puzzle: complicado pero en el que todas las piezas encajan de forma lógica.

Francisco Herrera

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Nuevas tecnologías y ELE

De nuevo en educación se ha abierto una enorme brecha entre el deseo y la realidad. Cuando escuchamos los planes de introducción y uso de las nuevas tecnologías en la enseñanza (en general) y en las lenguas (en particular) las administraciones, la clase política, los dirigentes se llenan la boca de grandes palabras. Y el resultado es, por el contrario, bastante desastroso. Es verdad que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) avanzan a paso de gigante pero todavía no hemos encontrado la forma de llevar esos adelantos al aula y hacerlos realmente viables como herramientas de aprendizaje.

Si echamos un vistazo a la bibliografía sobre nuevas tecnologías en la enseñanza del español como lengua extranjera, el resultado es más que pobre, tristísimo. Si exceptuamos el caso muy honroso de Mar Cruz Piñol y sus trabajos sobre el uso de internet en el aula de ELE (así como las plataformas del Instituto Cervantes y Netaurus) todo lo que aparece sobre la enseñanza del español y el uso de las nuevas tecnologías o está obsoleto o es demasiado simple (o, en muchas ocasiones, ambas cosas a la vez).

Está claro que necesitamos un esfuerzo de toda la comunidad educativa de ELE (profesores, editoriales, investigadores) para adaptar las TIC a nuestras necesidades y, por supuesto, a la de nuestros estudiantes. Sólo así veremos cómo la tecnología nos facilitará el trabajo y nos permitirá abrir nuevas posibilidades en el proceso de aprendizaje con herramientas tan útiles como PowerPoint, Photoshop o los cuadernos de bitácora (como este).

Para ir poniendo nuestro granito de arena, aquí os dejo la presentación PowerPoint que hicimos para que el equipo de La Janda se pusiera al día en el uso de imágenes y nueva tecnología con Photoshop. El trabajo se llama Photoshop y el aula de ELE. Con la ADSL no debe tardar más de minuto y medio en bajarse y debes tener instalada la versión 2003 de Microsoft Office para verlo bien.

Espero que os sea útil (y no demasiado tedioso).

Francisco Herrera

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África también existe

Se está celebrando desde el día 8 y hasta el día 15 la II Muestra de Cine Africano en la ciudad de Tarifa. Se me ocurrió llevarles un programa de las cintas que se están proyectando como arranque de la clase. Ya que el día anterior se había estudiado la creación de una ONG mediante verbos con preposición muy concreta (estar basado en, aspirar a...) y hoy tenían que preparar una exposición con lo anterior, me pareció que podía resultar ameno. Al haber estado yo presente viendo una de las películas la noche anterior puede presentarles de primera mano la cocción de dicha muestra. Finalmente, y como anécdota, los ejemplos de la clase los utilizamos con países de África, ya que el desconocimiento era general. No sólo hemos aprendido español. Y es que Chad geográficamente no es algo inaudito desde hoy.

Eduardo Galindo

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Empatía en clase

Ayer mismo, sin ir más lejos, me sorprendió gratamente un estudiante de clases privadas. Resulta gracioso hacia dónde nos conduce un primer contacto profesor-alumno. A veces estás escuchando al estudiante y realmente estás flipando, porque de pronto el profesor de español se ha convertido en un confidente, un psicólogo o un amigo. En algunos momentos incluso tienes la sensación de que eres el mejor de todos. Te encuentras sentado enfrente del estudiante. Tienes delante un hombre de unos cuarenta años y con una profesión bastante remunerada. De pronto comienza a hablar y te cuenta sobre su novia, su exnovia, los problemas con esta, con la familia de esta y con su propia familia. Todo esto me lleva a pensar la importancia que tiene una sonrisa en el momento preciso. La importancia en clase de una buena empatía entre profesor y alumno. Todo ello desbloquea al estudiante, le da fluidez psíquica, física... ¡y no veas los resultados que se obtienen! Pues, nada, a ser colegas ¡y viva la empatía! Je, je.

Daniel Sánchez

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Conversando

Cuando hablamos de clases de conversación siempre tenemos el mismo problema: ¿de qué podemos hablar en clases en las que el nivel todavía no es muy alto? ¿qué temas podemos tratar para que los alumnos sientan que con su nivel de lengua se puede expresar una opinión? Normalmente recurrimos al vocabulario: "Hoy les voy a presentar el léxico de la casa, mañana el vocabulario del médico, etc.". Esto está muy bien, pero no pensamos que quizás no les apetezca hablarnos de cómo es su casa o de si se encuentra bien o mal de salud.

Esta semana tengo una clase que está en su segunda semana de curso y me he planteado hablar de otros temas, además de los que he dicho antes. Al principio cuesta un poco, porque los estudiantes no tienen todavía la suficiente confianza en su nivel de lengua para hablar de otros temas, pero he descubierto que, presentando un vocabulario mínimo y unas estructuras básicas necesarias para hablar del tema en cuestión, se puede hacer.

Lo puse en práctica esta mañana y el resultado fue muy bueno; los alumnos hablaron sobre las características generales de sus países, de la gente y de sus costumbres. Al final de la clase me dio la sensación de que se sentían satisfechos de haber hecho un uso útil de la lengua. Les pregunté y me dijeron que sí, que normalmente tienen esa frustración que todos los estudiantes tienen al querer decir algo y no poder, pero que hoy con unas estructuras básicas habían superado o, por lo menos, les había hecho olvidar que eran principiantes y que podían hablar de otras cosas.

Diego Ceballos


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Formas de mirar

Dos ingleses, dos alemanes, una japonesa, una marroquí y una española (yo) en clase. Después de explicar qué significa el verbo odiar, yo les pregunto si alguien odia a alguien. Rápidamente los ingleses y los alemanes dicen. "¡ Bush!", pero la marroquí dice: "¡a Sharon, es malo!". A todos nos parece muy bien lo que ha dicho pero a nosotros no se nos había ocurrido, casi nunca se nos ocurre. Todos pensamos en ese momento que tenemos diferentes "formas de mirar" la realidad. Formamos parte de mundos diferentes pero todos estamos aquí, hablando español. La japonesa dice no odiar ni a Bush, ni a Sharon.



Los que trabajamos a veces con japoneses sabemos que no muy a menudo dan su opinión en clase, no es su costumbre. Unos minutos después, uno de los ingleses me pregunta: "¿Qué has enseñado esta semana, Concha?". Para practicar el pretérito perfecto yo les he entregado unas tarjetas con preguntas, pero también pueden preguntar libremente. Y esto es lo que él hace. Todos me miran con mucho interés y yo les digo muy sinceramente que sé lo que he querido enseñar, pero nunca sabré exactamente qué han aprendido. El inglés, que trabaja en educación en su país, se ríe y asiente.

Muchas veces salgo de clase pensando que lo que no he pretendido enseñar conscientemente pero surge es lo más interesante de todo. ¡Me gusta mucho estar en clase con dos ingleses, dos alemanes, una marroquí y una japonesa!

P.D.- ¡y además me río mucho!

Concha Wenger


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Malas palabras

Es gracioso que en las estructuras que indican protesta o queja, el 100% de los estudiantes está de acuerdo en que en Vejer hay demasiadas "caquitas" de perro en las calles. Son todo chicas y una de ellas dice a boca abierta que está hasta el coño de eso. A partir de ahí, otra de las estudiantes dice haber escuchado en un programa de televisión (Aquí no hay quien viva), a uno de los actores que está hasta los cojones. Lo que al principio era una clase con estructuras muy formales pra expresar protesta, como "no hay derecho" o "es una injusticia", se convierte, sin salir de tema, además en una clase con mucha JERGA. Por supuesto que los cojones, los cajones y los cojines nos hacen entrar en lso famosos TRABALENGUAS.

Eduardo Galindo


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Foto en el jardín

Para empezar, aquí estamos en el jardín de la escuela...


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Mensaje de bienvenida

Hola, a todos:

gracias por haber llegado hasta Profesores de español en apuros, un cuadernos de bitácora dedicado a la enseñanza del español como lengua extranjera (ELE) escrito por el equipo de La Janda International House de Vejer de la Frontera. Esperamos que la lectura de este blog te parezca interesante y que compartas tus comentarios con nosotros y los demás lectores. Un abrazo,

La Janda IH Vejer

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