Siempre resulta especialmente difícil trabajar la expresión escrita en clase. Como comenta David Nunan en su libro sobre las tareas, todos los niños aprenden a hablar una segunda lengua, pero no todos aprenden a leer y todavía menos escriben con fluidez y legibilidad. Estoy de acuerdo y se puede aplicar a todas las edades.
Me interesa sobre todo trabajar esta destreza de forma amena, interesante y "auténtica". He encontrado en el libro Planificación de clases y cursos de Tessa Woodward una muy buena idea: los diarios de diálogo. Los estudiantes escriben preguntas o comentarios para el profesor sobre lo que "le venga en gana" y éste les responde o comenta. Se puede hacer los últimos cinco minutos de la clase o en casa y el profesor se lo lleva como tarea de clase. Es un diálogo escrito muy personal.
Los estudiantes ven una necesidad real en la comunicación, fluida e interesante. Puede ayudar también a un mayor contacto con el profesor y crear un buen ambiente, así como limar asperezas, si surge algún problema en clase.
Concha Wenger
Diarios de diálogo: una técnica de escritura
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